“Amada Muriko:
Solo aguardo el momento de poder estar nuevamente junto a ti. No pude contener las lágrimas al recibir la nota que me enviaras a través del muro de palacio, por lo que te ruego no la sujetes a una piedra tan grande la próxima vez. ¡Qué ironía! Tan cercanos... tan próximos, y sin embargo tan alejados el uno del otro...
¿Recuerdas, amada Muriko, el día que nos conocimos? Por entonces, oficiaba yo de sacerdote en el Templo Sensôji y tu atinaste a hacer una visita a caballo junto con tu padre, el emperador, mientras se llevaba a cabo el Joya no kane. Quedé inmediatamente prendado de la grácil belleza de tu figura, si bien tu no podías llegar a verme pues, fascinado por tu hermosura, me había inclinado ante tu paso. Felizmente el caballo no era muy pesado, y luego de sacudir de mi hakama las huellas de los cascos busqué un lugar desde el que pudiera, anhelante, llenar un poco más mis ojos con tu imagen.
El Sumo Sacerdote me había elegido para tañer ese año el sagrado Bonshô, así que mi ubicación no podía ser más conveniente. Justo cuando iba a descargar sobre el carillón el golpe número 108, acertaste a bendecirme con tu mirada. ¡Amada Muriko, hubiera deseado que ese momento durara eternamente! Por desgracia, tu celestial visión me obnubiló y di de lleno con el pesado tsukiza a su majestad en medio del rostro. El pobre hombre estuvo vibrando durante una semana entera, y creo que desde entonces me guarda algo de rencor.
He procurado en muchas ocasiones ingresar al palacio para estar a solas contigo, pero aún no he tenido éxito.
Hace tres semanas intenté engañar a los centinelas de la entrada, disfrazándome de geisha. Todo iba bien, hasta que sin darme cuenta me introduje en la sala de la guardia personal del emperador. Por aquellos días, corría la noticia de que el usurpador Asamiya planeaba atacar el Palacio Imperial, y los guerreros estaban acuartelados desde hacía tres meses sin ver a sus familias, especialmente a sus mujeres.
Recordando el disfraz poco oportuno que llevaba y temiendo distraer a los soldados de su deber protector hacia nuestro soberano, salí corriendo por los pasillos mientras procuraba desesperadamente despojarme de toda señal de feminidad. En eso estaba, cuando súbitamente tropecé con tu padre el Emperador, que venía en mi dirección rodeado de sus generales y sosteniendo en sus manos un mapa con las principales ubicaciones enemigas. Su Excelencia vio mi blanca y desencajada cara surgiendo a través del importante pergamino, y pareció por un momento reconocerme y recordar por ende el pequeño accidente que tuviéramos tiempo atrás, pues su faz se torció en una mueca estremecedora y su cuerpo comenzó a vibrar como la cuerda de un arco. El médico de palacio le dio a beber una pócima sedante y pronto su rostro se relajó. Me indicó con un gesto paternal que me levantara y tranquilizándome con una bondadosa sonrisa me señaló la salida, mientras mandaba al mayordomo que soltara los perros tras de mí.
Por fortuna tengo en tu madre un formidable aliado, pues comprendió nuestros sentimientos desde el primer momento y consintió que nos veamos a hurtadillas de cuando en cuando. Al principio la venerable señora me vio como un extraño, pero cuando le enseñé que para extraer los mejores sonidos el shamisen debía ser rasgado del lado de las cuerdas, le caí en gracia.
No hay por aquí muchos empleos como sacerdote, así que espero impaciente el momento en que huyamos juntos y nos establezcamos en otras tierras. He oído de comarcas donde algunos artistas realizan dibujos cómicos sobre pergaminos. Luego apilan estos unos sobre otros y los cosen por un costado, vendiéndolos posteriormente en la feria. Sé que no es un oficio con futuro, pero al menos podremos obtener algo de arroz a cambio.
Con amor, Yukagata”.
Glosario
Sensôji: Templo budista muy conocido, fundado en el siglo VII y ubicado en Tokio en el área de Asakusa.
Joya no kane: Festividad de Año Nuevo, en la que se toca el Bonshô 108 veces.
Hakama: Pantalones tradicionales japoneses, que suelen ser llevados bajo el kimono.
Bonshô: Campana de los templos budistas. No lleva badajo y es tañida desde el exterior con el extremo de un palo llamado Tsukiza.
Tsukiza: Palo con que se suena el Bonshô
Shamisen: Instrumento de cuerdas japonés, similar al laúd.
Solo aguardo el momento de poder estar nuevamente junto a ti. No pude contener las lágrimas al recibir la nota que me enviaras a través del muro de palacio, por lo que te ruego no la sujetes a una piedra tan grande la próxima vez. ¡Qué ironía! Tan cercanos... tan próximos, y sin embargo tan alejados el uno del otro...
¿Recuerdas, amada Muriko, el día que nos conocimos? Por entonces, oficiaba yo de sacerdote en el Templo Sensôji y tu atinaste a hacer una visita a caballo junto con tu padre, el emperador, mientras se llevaba a cabo el Joya no kane. Quedé inmediatamente prendado de la grácil belleza de tu figura, si bien tu no podías llegar a verme pues, fascinado por tu hermosura, me había inclinado ante tu paso. Felizmente el caballo no era muy pesado, y luego de sacudir de mi hakama las huellas de los cascos busqué un lugar desde el que pudiera, anhelante, llenar un poco más mis ojos con tu imagen.
El Sumo Sacerdote me había elegido para tañer ese año el sagrado Bonshô, así que mi ubicación no podía ser más conveniente. Justo cuando iba a descargar sobre el carillón el golpe número 108, acertaste a bendecirme con tu mirada. ¡Amada Muriko, hubiera deseado que ese momento durara eternamente! Por desgracia, tu celestial visión me obnubiló y di de lleno con el pesado tsukiza a su majestad en medio del rostro. El pobre hombre estuvo vibrando durante una semana entera, y creo que desde entonces me guarda algo de rencor.
He procurado en muchas ocasiones ingresar al palacio para estar a solas contigo, pero aún no he tenido éxito.
Hace tres semanas intenté engañar a los centinelas de la entrada, disfrazándome de geisha. Todo iba bien, hasta que sin darme cuenta me introduje en la sala de la guardia personal del emperador. Por aquellos días, corría la noticia de que el usurpador Asamiya planeaba atacar el Palacio Imperial, y los guerreros estaban acuartelados desde hacía tres meses sin ver a sus familias, especialmente a sus mujeres.
Recordando el disfraz poco oportuno que llevaba y temiendo distraer a los soldados de su deber protector hacia nuestro soberano, salí corriendo por los pasillos mientras procuraba desesperadamente despojarme de toda señal de feminidad. En eso estaba, cuando súbitamente tropecé con tu padre el Emperador, que venía en mi dirección rodeado de sus generales y sosteniendo en sus manos un mapa con las principales ubicaciones enemigas. Su Excelencia vio mi blanca y desencajada cara surgiendo a través del importante pergamino, y pareció por un momento reconocerme y recordar por ende el pequeño accidente que tuviéramos tiempo atrás, pues su faz se torció en una mueca estremecedora y su cuerpo comenzó a vibrar como la cuerda de un arco. El médico de palacio le dio a beber una pócima sedante y pronto su rostro se relajó. Me indicó con un gesto paternal que me levantara y tranquilizándome con una bondadosa sonrisa me señaló la salida, mientras mandaba al mayordomo que soltara los perros tras de mí.
Por fortuna tengo en tu madre un formidable aliado, pues comprendió nuestros sentimientos desde el primer momento y consintió que nos veamos a hurtadillas de cuando en cuando. Al principio la venerable señora me vio como un extraño, pero cuando le enseñé que para extraer los mejores sonidos el shamisen debía ser rasgado del lado de las cuerdas, le caí en gracia.
No hay por aquí muchos empleos como sacerdote, así que espero impaciente el momento en que huyamos juntos y nos establezcamos en otras tierras. He oído de comarcas donde algunos artistas realizan dibujos cómicos sobre pergaminos. Luego apilan estos unos sobre otros y los cosen por un costado, vendiéndolos posteriormente en la feria. Sé que no es un oficio con futuro, pero al menos podremos obtener algo de arroz a cambio.
Con amor, Yukagata”.
Glosario
Sensôji: Templo budista muy conocido, fundado en el siglo VII y ubicado en Tokio en el área de Asakusa.
Joya no kane: Festividad de Año Nuevo, en la que se toca el Bonshô 108 veces.
Hakama: Pantalones tradicionales japoneses, que suelen ser llevados bajo el kimono.
Bonshô: Campana de los templos budistas. No lleva badajo y es tañida desde el exterior con el extremo de un palo llamado Tsukiza.
Tsukiza: Palo con que se suena el Bonshô
Shamisen: Instrumento de cuerdas japonés, similar al laúd.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario